Entre el Flaco MENOTTI y el «CHE» Ernesto GUEVARA no Hubo Amistad Pero Sí una Admiración Recíproca, Incrementada por la Pasión que Ambos Sentían por ROSARIO CENTRAL

(NO SE ENCONTRARON NUNCA PERO, A LA DISTANCIA, FUERON INCONDICIONALES EN UNA PASIÓN DEPORTIVA Y TAMBIÉN POLÍTICA, DE LA QUE EL TÉCNICO ARGENTINO NO RENEGÓ NUNCA, ENARBOLÁNDOLA HASTA SU RECIENTE DESAPARICIÓN)

El enorme poster que en la hall de su departamento, debidamente encuadrado, muestra con inusitada elocuencia la admiración que CÉSAR LUIS MENOTTI sentía por su connacional ERNESTO «CHE» GUEVARA, consolidada en el mito que perdura hasta hoy y que tuvo como cimiento portante la común pasión de ambos por ROSARIO CENTRAL, el club al que entregaron su pasi´ón con todo lo que tenían.
En sus «MEMORIAS», el revolucionario argentino cuenta de su arribo a Rosario, la ciudad donde había residido un cuarto de siglo, apenas poco antes de su última visita en 1961 a la Argentina, su patria natal, dónde tenía previsto un encuentro, que después despertó enormes polémicas, con el entonces presidente ARTURO FRONDIZI. Estaba previsto para el 18 de agosto de 1961 y el «CHE», que acostumbraba a moverse sin compromisos previos para así eludir el control del espionaje norteamericano de la CIA, decidió visitar Rosario. Antes, le hizo una visita a una anciana tía, María Luisa Guevara Lynch, que vivía en San Isidro.
Era el domingo anterior al encuentro con Frondizi y, como un simple pasajero de un vuelo de Aerolíneas, desembarcó en el aeropuerto rosarino que entonces se llamaba JORGE NEWBERY. Apenas descendido GUEVARA preguntó cuál había sido el resultado del partido de Central contra San Lorenzo de Almagro. Le contestaron que había ganado por 4-0 con un gol de cierre marcado por el FLACO MENOTTI». El visitante no ocultó una ancha sonrisa detrás de su espesa barba. Sentimiento que volcó en sus «MEMORIAS».

(MENOTTI Y A SUS ESPALDAS, EN EL LIVIVG DE SU DEPARTAMENTO, EL ENORME Y CLÁSICO POSTER DE SU ÍDOLO, ERNESTO «CHE» GUEVARA)


MENOTTI había debutado en el equipo superior de CENTRAL, del que todos de su familia eran hinchas fanáticos, el 3 de julio de 1960, ganando por 3-0. Tiempo después, en un encuentro con el periodista Hugo Gambini, GUEVARA negó que entre ambos haya existido una amistad: «Lo que sí hubo, y muy fuerte, fue una rec´íproca admiración». Los historiógrafos de aquellos años recuerdan que la entrevista con el presidente FRONDIZI provocó en la Argentina un verdadero putiferio, un anticipo previo a la famosa crisis de los misiles cubanos. El revolucionario argentino era para el gobierno norteamericano un enemigo mortal. Pese a ser consciente, todavía se desplazaba sin escolta, en absoluta (y tal vez suicida) libertad.

(EL «CHE» GUEVARA EN UN AEROPUERTO LEE «LA NACIÓN)

Desoyendo los consejos de muchos, entre los cuáles tal vez el más enfático fue el del exiliado General Perón, GUEVARA llevó adelante la insurrección en Bolivia, que resultó un verdadero fracaso ya que no encontró eco alguno en los campesinos. Jaqueado in remedio, fue capturado y ejecutado en La Escuelita de Higuera, el 9 de octubre de 1969. Sus restos fueron devueltos a Cuba recién en 1997 y descansan en el mausoleo de la ciudad de Santa Clara, a 250 kilómetros de La Habana.
Un año después los visitó MENOTTI, quien estaba en la capital cubana dictando un curso para directores técnicos y futbolistas. Dijo: «Mi admiración por el CHE pasa por el hombre, por sus sueños, sus convicciones, su dignidad, su ética y su aliento permanente a los jóvenes que lo aman y lo veneran».
Ambos revolucionarios, uno integral y el otro en el fútbol, no se encontraron JAMÁS. Aún compartiendo las mismas ideas y las mismas emociones. FRUSTRADAS.

BRUNO PASSARELLI

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