GIORGIO UGOZZOLI, UNO DE LOS INVENTORES DE LOS DRONES TAN ACTIVOS HOY EN LA GUERRA ENTRE UCRANIA Y RUSIA, FUE UN CESTISTA FORMIDABLE EN LAS FILAS DEL CLUB NAPOSTÁ Y DE LA SELECCIÓN BAHIENSE QUE, CON FRUET, CABRERA Y DELIZASO, LLEGÓ A SER LA «CAPITAL ARGENTINA DEL BASQUET»

Giorgio Ugozzoli y un Drone de su Creación

(APENAS CUMPLIDOS EL 24 DE MAYO PASADO 77 AÑOS, GIORGIONE SIGUE ENCESTANDO DESDE PARMA», TITULÓ ASÍ «LA REPUBBLICA», QUE ES EL DIARIO MÁS LEÍDO DE ITALIA, SUBRAYANDO SU ROL CLAVE EN LA CREACIÓN DE DICHOS APARATOS, HOY FUNDAMENTALES TANTO EN LA GUERRA ENTRE UCRANIA Y RUSIA COMO EN SU UTILIZACIÓN PARA IMPORTANTES FINES PACÍFICOS Y AMBIENTALES)





GIORGIO UGOZZOLI, un pasado ganador como basquetbolista, sigue marcando dobles debajo del tablero rival pese a su edad, 77 años recién cumplidos, a partir de su rol como «startup» innovativo, con el mismo entusiasmo de cuando inició su carrera cestística en Bahía Blanca. Vivía en un pequeño departamento de la calle Martín Fierro, a pocos metros del club Napostá, que le permitía sobrevivir con «vaquitas» que entre los socios hacíamos todos los meses para él. Todas las mañanas, caminando por la Avenida Alem, iba rumbo a la Universidad Nacional del Sur, para no perderse lección alguna de la carrera de Ingeniería, en la que se graduó.
GIORGIO, radicado desde hace más de medio siglo en PARMA, la ciudad italiana en la que naci´ó, es el fundador de AERODRON, una empresa especializada en el uso de DRONES, instrumentos de elevada tecnología útiles para la defensa del territorio y del ambiente y desde hace dos años aplicados también con gran suceso en UCRANIA, que mantiene una guerra a muerte con RUSIA. Cuando el conflicto se desató, GIORGIO era ya conocido y considerado un «STARTUPPER», nombre que se da a un ingeniero que, asociado a otros, posee tres condiciones: ser un visionario, tener pasta de líder y saber adaptarse a situaciones adversas.
Cerca de Parma, en Capriglio, un terremoto había provocado un enorme desplazamiento de rocas y de tierra, que entorpecía incluso la circulación. GIORGIO fue convocado para ver si, con el aparatejo entonces poco conocido, podía dar una solución al derrumbe. Trabajó duro, tomó más de 1.500 fotografías y, a través de la elaboración de un MODELO 3D y en un tiempo mucho más breve de lo supuesto, dio una respuesta inmediata a la emergencia que amenazaba a Parma. Y entró en la fama grande.
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Giorgio Ugozzoli con la camiseta de Napostá

Hoy, los DRONES tienen fama mundial por su utilización, cada vez más intensa, en el conflicto ucraniano. Al punto que, como ha escrito el experto GIANLUCA DI FEO, se han convertido en instrumentos protagónicos de un punto de inflexión histórico en las guerras tradicionales ¿Por qué? Muy sencillo: cuestan poco, son fáciles de manejar y están destinados a convertirse en patrones de los cielos y en dominadores de las batallas que se libren en ellos, ya sean terrestres o marítimos. En otras palabras: un sistema para hacer mejor la guerra pero sin la utilización directa de seres humanos, sustituídos por un ejército robot, autónomo de las tres fuerzas armadas tradicionales, que cambiará las reglas de la guerra con innovación y tecnología.
Los primeros en utilizar los DRONES fueron los ucranianos, pero sucesivamente los rusos se adecuaron (son fáciles de armar y cuestan poco) y hoy existe una cierta paridad en esta guerra librada no solo sobre la tierra sino también sobre las agitadas aguas y los cielos del disputado MAR NEGRO. En Ucrania ya existe una docena de empresas activas, que reciben inversiones y repuestos extranjeros, provenientes principalmente de Estados Unidos. .
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Napostá Jugó y Dictó Cátedra en Mendoza

Pero volvamos a «NUESTRO» querido e inolvidable UGOZZOLI. Todas las mañanas, con rumbo fijo la UNS de la Avenida Alem, circulaba delante del CLUB NAPOSTÁ. El basquet no le interesaba, no entendía un soberano pito. El futuro que se había trazado era muy simple: recibirse y regresar como ingeniero electrónico a Italia. El basquetbol no sabía ni qué era, pero medía 2,’05 metros y tenía lo que se llama «angel» en la cara y en el cuerpo. Y un día, visionario como era, ATILIO FELIZIANI, el siempre recordado CACHO, lo paró: delante del famoso banco de mármol situado a pocos metros de la entrada al club: «Pibe, ¿por qué no te venís a aprender a jugar al basquet a Napostá? Con ese físico estás destinado a ser un campeón».
Dicho y hecho. Le bastaron algunos meses, bajo las enseñanzas de ese gran maestro y DT que fuera JORGE RODRÍGUEZ, lamentablemente olvidado, y con los consejos de ese CACHO de generosidad inagotable, para que diesen sus frutos. GIORGIO aprendió, jugó y se convirtió en una fiera debajo de los dos cestos, en especial el del ataque, al punto de transformarse en lo que fue durante seis años: figura y conductor de un equipo de NAPOSTÁ que le ganaba a todos, menos a OLIMPO y ESTUDIANTES, que se repartían siempre el título de campeón.
Y era justo. NAPOSTÁ tenía un excelente equipo, en el que rodeaban a UGOZZOLI, pronto consagrado titular, Néstor Sánchez, Osvaldo Palma (era el capitán), Eduardo Diez y Jorgito Rodríguez. Pero no teníamos suplentes. A Olimpo y a Estudiantes, en los choques directos, les aguantábamos el primer tiempo pero después nos pasaban por arriba. El único que sIguió creciendo y creciendo, hasta volverse titular indiscutible en la selección de Bahía y sucesivamente en la de Provincia, fue GIORGIO. Con él, se le ganó nada menos que al campeón mundial Yugoslavia. Puedo decir con orgullo que los tres años en que fui presidente de Napostá (1969, 1970 y 1972 ) coincidieron con los topes cualitativos que mrcaron la historia deportiva personal de UGOZZOLI.
Pero llegó 1973 y aquella banda, tan temida como elogiada, se disolvió como un helado en el horno. GIORGIO se recibió y, tras un descenso que nos golpeó sin piedad, se volvió a Italia, a la Parma de sus ancestros. Yo también me considero CULPABLE de ese doloroso traspié, ya que ese año, por cuarta vez, había sido elegido presidente del club, pero tuve que renunciar debido a mi designación como Agregado de Prensa en la Embajada de Argentina en esta Roma desde la que escribo.
No es casual, no, que va a serlo, que RAMONCITO FELIZIANI, mi hermano mayor en ternura, se muriera el 5 de junio de aquel funesto 1974, con Napostá jugando en la Segunda de Ascenso. Por suerte, ese año apareció FERNANDO LACASA, el generoso y queridísimo NANO, que fue decisivo para que NAPOSTÁ volviera a la primera categoría que había perdido y que le correspondía.

Giorgio Ugozzoli hoy

Los años pasan. Los recuerdos se acumulan. Muchos de ellos dulces. Algunos amargos, invitantes a la melancolía. Yo, cuando se habla de GIORGIO, priorizo uno que lleva un apellido, PALMA, que regaló cinco generaciones de jugadores a nuestro querido club.
«ANTONIO PALMA» es el nombre que le adjudiqué al gimnasio inicial, que con tanto esfuerzo, lágrimas incluídas, construyó como presidente PASCUAL PIETRACATELLA. Hubo otro Palma, ELBIO, hermano menor de ANTONIO, de quien poco se habla pero que fue un sostén generoso en aquellos tiempos heroicos.
A veces, cuando me cuesta dormirme, me aparece ELBIO, siempre presente en la cantina a la hora del vermouth Gancia con limón y del codillo vespertino. cuyo apellido PALMA jerarquiza al estadio de este NAPOSTÁ que tiene como presidente de lujo al doctor IGNACIO BARGA, sabio y visionario continuador de la admirable obra institucional que inició PIETRACATELLA.
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Cierro con una anécdota jocosa, que tiene como protagonista al citado ELBIO PALMA. Estaba siempre presente en la cantina a la hora del vermouth Gancia con limón y del codillo, apoyado en el ventanal, esperando el arribo de UGOZZOLI. Tenso, nervioso, la mirada puesta en el portón de ingreso. Solo se tranquilizaba y lanzaba un suspiro de alivio cuando, bolsón al hombro, lo veía entrar a GIORGIO. Era ELBIO quien anunciaba a los timberos: «Muchachos, hoy ganamos fácil, juega UGARSIOLI». No había caso que aprendiese el apellido de GIORGIO. Era ése el momento en que el Nene Robato, alias «CANILLA», orejeando sus naipes, le gritaba desde su mesa: «Se llama UGOZZOLI, animal»…
Nadie pituquee y olvide nuestro pasado. Eso era NAPOSTÁ. Una permanente invitación a la sonrisa. Que pasaba por el ejercicio «en vivo y en directo» de una palabra sagrada: «AMISTAD». UGOZZOLI la proyectó a una galáctica inimaginable. Por eso le digo a todos, empezando por los amigos que coseché en 60 años de periodismo, que ese tal IGNACIO BARGA, nuestro iluminado presidente, no es otra cosa que la síntesis del presente con un pasado que, en su conducción, encontró el impulso justo para que NAPOSTÁ entrase, por derecho adquirido, en la HISTORIA GRANDE DE BAHÍA BLANCA.
A la que pertenece también GIORGIO UGOZZOLI. Nadie lo olvide.

BRUNO PASSARELLI
(DESDE ROMA)

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